Unos 1.500 migrantes iniciaron el año caminando en grupo desde el sur de México con la intención de avanzar hacia el norte antes de que Donald Trump asuma la presidencia de Estados Unidos y pese a que las últimas caravanas fueron disueltas sin salir de Chiapas, el estado fronterizo con Guatemala.
Los migrantes, la mayoría venezolanos pero también procedentes de países como Guatemala, El Salvador, Perú o Ecuador, partieron durante la madrugada del jueves de Tapachula, considerada la capital de la frontera sur mexicana.
Acercarse a la frontera estadounidense sigue siendo la meta para muchos. Otros, ante las amenazas de Trump de deportaciones masivas y cierre de la frontera, aspiran a avanzar hasta lugares donde poder conseguir trabajo dadas las escasas oportunidades laborales que hay en Tapachula, donde se ha multiplicado la violencia ligada al crimen organizado.
La venezolana Giscarlis Colmenares llevaba casi tres meses intentando conseguir una cita en la plataforma CBPOne para poder entrar legalmente en Estados Unidos y pedir asilo allí. Al no conseguirlo, decidió unirse a la caravana con el principal objetivo de lograr un empleo.
“Trabajar para ver si avanzamos o quedarnos ahí hasta reunir (dinero) y regresar a Venezuela”, explicó. La joven de 29 años, que viaja con unos tíos y su prima, quiere llegar a Ciudad de México y, si no puede seguir hacia el norte, quedarse en la capital hasta que ahorre lo suficiente para comprar su pasaje de vuelta a su país.